Las Cárceles como Motores de Radicalización Yihadista

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Alcatraz Island Ferry Terminal, San Francisco, United States Publicado el 23 de marzo de 2018 Apple, iPhone X Uso gratuito bajo la Licencia Unsplash Autor: Carles Rabada
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De espacios de encierro a escenarios de captación
Introducción

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, que cambiaron los paradigmas de la seguridad internacional, el término radicalización ha adquirido una especial prominencia en los estudios acerca del terrorismo. Este concepto permite estudiar el proceso previo al fenómeno terrorista, así como analizar sus causas para comprender y mitigarlo.

Es la radicalización yihadista en particular la que ha supuesto una grave amenaza para los actores estatales en las últimas décadas. Un aspecto de este tipo de radicalización que no suele recibir demasiada atención a pesar de ser crítico, es la radicalización yihadista en ambientes penitenciarios. Al penetrar en el entorno carcelario, esta ideología explota las vulnerabilidades de los internos, propiciando un ambiente fértil para su diseminación. 

En las últimas décadas, la presencia de individuos encarcelados por delitos de terrorismo yihadista en países europeos se ha consolidado como un factor de riesgo relevante. Estos internos tienen el potencial para ejercer como líderes carismáticos, con capacidad para influir y reclutar a otros reclusos, lo que incrementa la amenaza dentro de las instituciones penitenciarias. Además, la interacción entre individuos ya radicalizados puede reforzar sus propios procesos de radicalización y fortalecer la cohesión de posibles redes internas.

El análisis de esta fenómeno resulta relevante para contribuir al diseño de políticas eficaces en la lucha contra el terrorismo yihadista. En un mundo globalizado y caracterizado por la fluidez de las amenazas, el terrorismo transfronterizo constituye un reto significativo para los actores estatales. 

Individuos vulnerables a la radicalización yihadista

Es pertinente destacar cuál es el perfil de individuos vulnerables a este fenómeno. Son especialmente vulnerables aquellos individuos que se sienten alienados, discriminados y marginados dentro de las sociedades occidentales, que en muchas ocasiones perciben que los valores democráticos de estas no se ven reflejados en sus vidas. 

En países como España, el perfil de individuos sujetos a potenciales procesos de radicalización yihadista es el de hombres jóvenes no conversos de primera y segunda generación de clase media-baja. Poseen la nacionalidad pero pertenecen a familias con ascendencia árabe, y están vinculados a individuos o familiares previamente radicalizados.

A su vez, algunos acontecimientos que ocurren a nivel internacional provocan sentimientos de indignación en la comunidad musulmana, lo que hace que algunos individuos sean más propensos a adoptar ideologías radicales. La EUROPOL avisa de que las crisis regionales fuera de la Unión Europea tienen un impacto significativo en las sociedades europeas, incluyendo manifestaciones terroristas y extremistas violentas en los estados miembros. Las condiciones de la comunidad musulmana o las políticas de potencias occidentales también pueden alimentar este proceso. 

Amenaza yihadista en Europa

Según datos registrados por la EUROPOL, el terrorismo yihadista se ha consolidado como el más letal en la Unión Europea, representando este el mayor número de arrestos. A su vez, la reincidencia es un motivo de preocupación. Los datos indican tasas de reincidencia del 4,5 % en el Reino Unido, del 9,7 % en España en el periodo comprendido entre 2012 y 2019 y del 16 % en Francia entre 2004 y 2007.

Las autoridades francesas señalaron que más de 500 condenados por delitos de terrorismo se encuentran en prisiones francesas, junto con otros 900 individuos radicalizados (2018-2019). Además, el 60 % de los 70.000 reclusos franceses son de origen musulmán y poseen antecedentes penales, lo que los convierte en activos potenciales para la radicalización yihadista. Adicionalmente, a nivel nacional, en España, el 28 % de los condenados o fallecidos en atentados suicidas entre 2004 y 2012 se radicalizó en prisión.

Amenaza yihadista en Europa

Las instituciones penitenciarias son lugares caracterizados por el aislamiento, donde una serie de factores sociales y ambientales como la exposición a redes extremistas e individuos radicalizados, las crisis de identidad o el refuerzo de narrativas ideológicas radicales convergen. Esto crea un escenario fértil para potenciales procesos de radicalización yihadista. Neumann, académico y experto especializado en terrorismo, radicalización y violencia política, subraya otros factores como la presencia de individuos condenados por terrorismo, la necesidad de protección, la búsqueda de significado e identidad, y el deseo de desafiar un sistema que puede ser considerado injusto.

Sin embargo, debido al contexto globalizado actual, las narrativas radicales también pueden penetrar las prisiones a través de otros canales. Algunos de estos incluyen capellanes radicales que no han sido sometidos a un proceso adecuado de selección y control, propaganda extremista categorizada como material religioso, teléfonos introducidos en las instituciones de manera ilegal o redes sociales.

En cuanto a los desafíos estructurales, algunos de los principales desafíos  incluyen la falta de controles de seguridad en los espacios de culto, imanes radicales, la volatilidad del ambiente penitenciario o la inadecuada coordinación y limitaciones de las autoridades para compartir información e inteligencia. Es también importante destacar que las relaciones sociales e interpersonales son la principal causa de la mayoría de las conversiones penitenciarias y que la  mayor causa de la radicalización penitenciaria a nivel institucional es la sobrepoblación carcelaria

Si a esto le añadimos la falta de personal, con un número limitado de autoridades penitenciarias para monitorizar a un amplio número de internos, es altamente probable que comportamientos y potenciales esfuerzos de reclutamiento pasen desapercibidos. 

Hamm también afirma que los movimientos sociales que se desarrollan fuera de las instituciones penitenciarias tienen un impacto directo en la percepción del mundo de aquellos que se encuentran dentro de estas. Como explica Dalgaard-Nielsen, los movimientos sociales diagnostican problemas y atribuyen responsabilidades, ofreciendo soluciones estratégicas y tácticas y proporcionando discursos para convencer a los posibles participantes de que se involucren activamente. Así, la radicalización en prisión puede entenderse como un reflejo de las tensiones y conflictos presentes en el exterior. De hecho, hay autores como Mary Kaldor o Anja Dalgaard Nielsen, ambas expertas en el ámbito de los estudios de seguridad, que conceptualizan el movimiento islamista como un movimiento social con dimensiones globales.

El papel de los líderes carismáticos

Los líderes carismáticos pueden ser tanto personas condenadas por terrorismo como individuos que se encuentran radicalizados, incluso sin haber estado implicados directamente en un acto violento. Un ejemplo de estos son los emires radicales, que constituyen una potencial amenaza. 

Los líderes carismáticos representan el factor determinante que facilita o propicia la radicalización yihadista en las cárceles, por lo que su papel en este proceso no debe ser ignorado.

Estos individuos son capaces de enmarcar las frustraciones y reivindicaciones de los presos y establecer una narrativa a la que aquellos descontentos con su situación se adhieren. Además, ofrecen modelos de referencia a los internos que se encuentran en situaciones de alienación, otorgándoles el apoyo que estos demandan, desempeñando un papel relevante en actividades proselitistas.

A través de esta construcción de un discurso que articula y enmarca el descontento de los presos, los líderes carismáticos generan un discurso de “nosotros contra ellos” que atribuye la responsabilidad de los hechos adversos percibidos a actores externos, lo que elimina las barreras de participación (como también sucede fuera de las instituciones penitenciarias). Esta imagen dicotómica genera una visión de un mundo dividido en dos grupos irreconciliables, donde solo aquellos que pertenecen a ese “nosotros” pueden defender los intereses del grupo frente al “ellos”. 

Se puede tomar como ejemplo de líder carismático a Kevin James, quien, estando recluido en la prision de New Folsom, California, en el año 2004, fue capaz de reclutar a una serie de internos y convencerlos de atacar a los “enemigos del islam”, en este caso al gobierno de Estados Unidos y los judíos. Distribuyó propaganda dentro de la prisión y estableció células fuera de esta. Además, planearon la ejecución de un atentado en una sinagoga con ayuda externa, aunque este fue neutralizado. Esto ejemplifica cómo en situaciones adversas, los líderes carismáticos son capaces de eliminar barreras de participación y lograr que su narrativa resuene con circunstancias externas como la política exterior de países occidentales. 

 Sin embargo, a pesar de haber identificado las cárceles como lugares que pueden propiciar la radicalización yihadista, es fundamental señalar que esto ocurre únicamente bajo determinadas condiciones, y no de forma generalizada ni en todos los contextos o instituciones. 

Ataques yihadistas tras la excarcelación

Varios individuos radicalizados en entornos penitenciarios han sido responsables de algunos de los atentados terroristas más letales de las últimas décadas. Este es el caso de Abu Musab Al-Zarqawi, un importante líder de Al-Qaeda, quien se radicalizó tras su encarcelación en una prisión jordana. 

Según algunas fuentes, Al-Zarqawi memorizó largas porciones del Corán durante su estancia en prisión, y fue capaz de reclutar a una banda de criminales que posteriormente le ayudaron durante su campaña de terror en Iraq. Esto ilustra a su vez el nexo entre crimen y terrorismo, que no debe ser ignorado. Al-Zarqawi ya poseía una narrativa radical previa a su encarcelación, pero esta se fortaleció como consecuencia de su estancia en prisión. Algunos expertos que entrevistaron a quienes se encontraban en la prisión jordana con Al-Zarqawi en ese momento, afirman que durante su estancia en prisión estaba muy centrado y motivado religiosamente.

Más recientemente, Cherif Kouachi, que cometió el atentado de Charlie Hebdo en Francia, también se radicalizó en la cárcel, tras contactar con un líder carismático, Djamel Beghal, miembro de Al-Qaeda. Las autoridades afirman que la adoctrinación de Beghal tuvo un efecto significativo en Kouachi. Este era un francés de ascendencia argelina, y durante su estancia en prisión algunos individuos influyeron significativamente en el cambio de su identidad, reforzando similitudes entre ellos.

Estos ejemplos, son solo una pequeña muestra de la realidad, pero refuerzan la idea de la amenaza que supone la radicalización yihadista en el contexto penitenciario, y la importancia de que los estados tomen medidas al respecto. Si bien estados como España incluyen esta amenaza en su estrategia nacional, y existen iniciativas a nivel europeo para contrarrestarla, es necesario mejorar la coordinación para enfrentarla adecuadamente.  

La radicalización yihadista en las cárceles no es un fenómeno meramente doméstico, sino que tiene profundas implicaciones en el ámbito de las relaciones internacionales, pues el carácter transnacional de las redes yihadistas abre la posibilidad de que la radicalización en la cárcel de un estado se extienda a través de las fronteras, amenazando la seguridad y estabilidad de las sociedades a nivel global.

Conclusiones

En definitiva, la radicalización yihadista en las prisiones constituye un fenómeno complejo que trasciende las fronteras nacionales y demanda una respuesta integral y coordinada basada en la seguridad e inteligencia. Las carencias estructurales del sistema penitenciario, la presencia de líderes carismáticos y la influencia de factores geopolíticos externos hacen necesario que los estados adopten medidas preventivas sólidas y compartan buenas prácticas. Comprender y actuar durante las fases tempranas del proceso de radicalización no solo fortalece la seguridad nacional, sino que también contribuye a una respuesta internacional más efectiva frente a la amenaza persistente de la radicalización violenta.